Probablemente la marca más conocida de lápices de cera del mundo. Tan simples como parafina y pigmentos, comenzaron vendiéndose en cajas de 8 colores diferentes, y actualmente y seguramente siendo más conocidos que nunca, se venden en 120 colores distintos.
En 1903 , co-inventores y primos, Edwin Binney y Harold Smith, después de haber expandido su empresa para producir material artístico para uso educacional, decidieron crear un juego de colores que fuese seguro para uso infantil.
Una vez satisfechos con el producto final, que cumplía a la perfección con los criterios de seguridad y fiabilidad, incorporaron dos elementos fundamentales para entender el éxito de este producto. Una gran presentación y un nombre pegadizo. Alice Binney, mujer de Edwin, los llamó "Crayola", por la palabra tiza en francés (craie) y aceitoso (huileux), y más de 100 años después aún conservan el clásico embalaje amarillo y verde y el diseño del papel que envuelve cada lápiz. Los ocho colores del primer paquete en 1903 eran: rojo, amarillo, azul, morado, verde, naranja , marrón y negro.
Crayola se adapta continuamente a los tiempos incorporando nuevos colores más actuales, retirando aquellos que quedan desfasados, y escuchando atentamente las sugerencias de profesores y padres. Este continuo adaptarse y la política de permitir que los clientes pongan nombre a los nuevos colores, crean un vinculo muy especial con los consumidores.
Un estudio de la Universidad de Yale concluyó que el olor de las crayolas es uno de los 20 olores más reconocibles para los adultos en Estados Unidos. Y para los niños, son sin duda, aún hoy en día, el primer paso hacía la expresión artística.