El yo-yo es considerado el segundo juguete más antiguo de la historia después de la muñeca. De hecho tenemos constancia de su existencia desde hace más de 2,500 años. Podría ser una invención China, Griega o Filipina y sabemos que se extendió por Europa desde el este desde finales del siglo XVIII, llegando a manos del rey Luis XVII e incluso Napoleón , quienes seguramente lo usaron más como objeto anti estrés que como juguete. Lo que si queda claro esa que pocos juguetes pueden rivalizar con el yo-yo en popularidad y éxito entre los niños a lo largo de su historia, y aún habiendo sufrido periodos de olvido, termina volviendo a nuestras vidas una y otra vez.
La palabra yo-yo comenzó a usarte de forma generalizada en los años 20, cuando en Estados Unidos, un inmigrante de origen Filipino llamado Pedro Flores, fundó Flores Yo-Yo Company para fabricar sus yoyos (yo-yo viene del Filipino, significando viene-viene) y distribuirlos en las calles de California.
Posteriormente , en 1928, el empresario estadounidense D.F. Duncan Sr, co-propietario de una patente de frenos hidráulicos para coches de cuatro ruedas y responsible del primer parquímetro functional, compro la patente del yo-yo a Pedro Flores, introduciendo el nudo corredizo, con lo que permitió la proliferación de trucos, como los ya clásicos “hacer el perrito“ o “la vuelta al mundo”, dando lugar a lo que podríamos llamar la revolución del yo-yo.
Seis años más tarde, en 1932, logró hacerse con el registro de marca de la palabra yo-yo, obligando a la competencia a usar términos poco afortunados como el viene-viene, viene-vuelve, majorette, etc.
Para 1946, la Duncan Company, se traslado a Luck, Wisconsin, donde llegó a producir 3.600 unidades por hora, pero en 1965 perdió el registro de marca de la palabra yo-yo. El tribunal de apelación decidió que ya no era possible mantenerlo al haber pasado la palabra a ser parte del vocabulario común y definir al juguete genéricamente, no pudiendo ser una marca como tal. La empresa no pudo resistir el golpe y se declaró en banca rota en 1968, vendiendo sus activos y nombre a Flambeau Plastic Company, empresa que sigue comercializando los yoyos Duncan hoy en día.
La incorporación de efectos sonoros y luminosos en los años 90, junto a algunos avances tecnológicos importantes como los ejes de alto rendimiento, nivelación de los bordes y sistemas de frenado produjeron una segunda revolución del yoyo. Ya sea en su version más traditional de madera o modelos más avanzados, el yoyo seguirá siendo uno de los juguetes más queridos e importantes para nuestros niños.